domingo, 5 de noviembre de 2017

EL DRAMA DEL DESENCANTADO: GABRIEL GARCIA MARQUEZ

El drama del desencantado

el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de la ventanas la intimidad de sus vecinos ,las pequeñas tragedias domésticas ,los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo , y habían llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonada para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida.  

FIN.

HERIDA QUIRURGICA: AGUEDA SAN MARTIN

                                                Herida Quirúrgica
                                                           (Águeda San Martín)


El término herida se define como una solución de continuidad de un tejido, generalmente la piel, producida por un agente traumático. Como consecuencia de la agresión de este tejido existe riesgo de infección y posibilidad de lesiones en órganos o tejidos adyacentes como músculos, nervios  y/o vasos sanguíneos. Las heridas pueden ser graves en función de una varias de estas características:                                                                                           

profundidad, extensión, localización, grado de contaminación y presencia de
cuerpo extraños (3), clasificándose en:
ü  Heridas punzantes: son originadas por elementos puntiagudos como agujas o anzuelos. Existe la posibilidad de que el corte ocasione hemorragias internas o dañe las cavidades subyacentes.

ü  Heridas cortantes: son  producidas por objetos filosos tales  como vidrios  o cuchillos. A pesar  de ocasionar  una hemorragia escasa, puede llegar a poner en riesgo músculos, nervios y tendones.

ü  Abrasiones: la palabra  abrasión se refiere básicamente a raspaduras, provocadas por la fricción de la piel con una determinada superficie. Aunque se considera una herida superficial, se debe tener en consideración  la posibilidad de infección. De todos modos, suelen curarse de forma acelerada.

ü  Laceraciones: se refiere a una abertura en la piel y/o un desgarro en los tejidos. Son efectuadas por elementos de bordes cerrados y superficialmente son irregulares. De acuerdo al tamaño las laceraciones pueden ser menores  o requerir alguna intervención médica.

ü  Magulladuras: son lesiones cerradas causadas por un golpe. No presentan heridas exteriores, sino que se distingue  como una mancha en tono morado.

ü  Contusiones: se ocasionan debido a la resistencia ejercida por los huesos frente a un golpe. La herida presenta bordes irregulares. Suelen producir una hemorragia en los tejidos internos.

ü  Quemaduras: pueden ser de varios grados en función del nivel de afectación de la piel. En las de primer grado (afectación únicamente de la epidermis), en la zona de la herida se puede observar una pequeña hinchazón y enrojecimiento, además el individuo quemado experimenta dolor al tacto. En las de segundo, afectada también la segunda capa de la piel (dermis), se observan en la zona quemada hinchazón, perdida de la piel y formación de ampollas. Por último, en las de tercer grado además de estar afectada la epidermis y la dermis, se comprometen los tejidos internos, los músculos y tendones. La región de la herida no presenta sensibilidad a causa de la destrucción de los nervios y la probabilidad de regeneración es mínima. Suelen ser ocasionadas por el contacto directo con fuego, superficies y líquidos calientes.

ü  Quirúrgicas: llamadas también postoperatorias, son aquellas producidas generalmente con bisturí para la reparación de tejidos o realización de intervenciones. En función del grado de contaminación pueden ser limpias, limpias-contaminadas, contaminadas o sucias-infectadas. Normalmente estas heridas suelen ser agudas (siguen un proceso secuencial de cicatrización), simples (sin destrucción ni perdida de tejidos, ni presencia de cuerpos extraños) y limpias (al realizarse de forma asépticas y siguiendo la ordenada distribución  de las capas de la piel) (7). Además, se suturan con materiales como hilo o grapas. En la práctica clínica diaria podrían ser  también consideradas como un tipo de herida cortante, al producirse con bisturí. No obstante, se ha considerado conveniente diferenciarlas por la  importancia de las mismas en el tema que se trabaja. Por último, es importante tener en cuenta la diferencia entre la herida quirúrgica simple y suturada que se infecta en días posteriores al procedimiento quirúrgico, respecto a la que proviene de una intervención quirúrgica sucia o infectada de entrada. Esta última, se deja abierta (sin suturar) para favorecer la minimización de la infección, favoreciendo la cicatrización de la herida y suturándola por tercera intención posteriormente.

EL MEDICO VENEZOLANO ESTA EN UN LABERINTO: MARIA YANEZ

                                            María Yánez: El médico venezolano está en un laberinto






El 10 de marzo se celebra una vez más el Día del Médico en nuestro país. Una conmemoración en la que todos los médicos venezolanos honramos y enaltecemos la memoria de nuestro insigne e ilustre Dr. José María Vargas, considerado el padre de la Medicina en Venezuela. No obstante, cada año que pasa y llega esta fecha tan emblemática para el gremio, el médico venezolano tiene menos incentivo y estímulo para celebrarlo. La crisis de salud que agobia a toda la población, la más grave y dramática en la historia contemporánea de nuestro país, ha colocado tristemente a los profesionales de la medicina en un laberinto. Hago esta aseveración porque estamos sumergidos en un “Sistema de salud” constituido por calles y encrucijadas cuyo tránsito nos confunde cada vez más y dificulta hallar una salida. Pero este laberinto fue construido por un gobierno que ha demostrado la más grande ineficiencia en el desempeño gerencial de la salud. Tanto es así, que el Ministerio del Poder Popular para la Salud es actualmente una institución arruinada y dispersa por la que han pasado un total de 14 ministros durante esta administración, cinco en los últimos tres años, médicos y militares que no han tenido la capacidad de administrar los cuantiosos recursos aprobados para el fortalecimiento de muchos proyectos de salud que han terminado en el fracaso y no funcionan en la actualidad. Más bien, dichos recursos se han dilapidado porque no sabemos a dónde han ido a parar todas las asignaciones y los capitales financieros aprobados para garantizar el derecho a la salud a todos los venezolanos.
¿Cuál es la realidad del médico en “la Venezuela socialista” del siglo XXI? La que vivimos actualmente en los centros públicos de salud y que ha alcanzado a los privados también: la falta de herramientas e insumos para complementar un adecuado diagnóstico clínico, que de paso es lo primero que se impone, la historia clínica, de la cual nos debemos aferrar aún más en este tiempo de crisis, porque en las escuelas de medicina tradicionales y reconocidas es lo primero que nos enseñan los extraordinarios profesionales y maestros de la docencia médica. Sin embargo, carecemos de complementos como pruebas de laboratorio clínico, en ocasiones las más esenciales así como equipos de soporte de imágenes y de vida, escasez de materiales e insumos para la atención de los pacientes. Los pocos materiales disponibles son de mala calidad, obtenidos por convenios inescrupulosos que facilitan materiales de consumo masivo sin importar su eficacia. No obstante, después de tener un diagnóstico pasamos a indicar el tratamiento y lo dramático es que cuando tienes al paciente enfrente hay que prescribirle un mínimo de 5 a 6 medicamentos para una misma patología, y a la vez decirle: “Ojalá pueda conseguir alguno”. La situación laboral actual del médico en el sector público es denigrante. El Presidente Maduro decretó en el año 2015 un aumento salarial del 143% dividido en tres partes, sobre un sueldo pírrico de apenas Bs. 8.000. Actualmente con ese aumento el sueldo básico más alto es de Bs. 25.000 correspondiendo al escalafón más superior con 8 horas de contratación, lo cual representa el 18 % del costo de la canasta básica familiar. Con este decreto el médico residente llegó a un sueldo básico de Bs. 13.000. Además, es humillante el beneficio que recibe el medico jubilado rebajándolo al sueldo básico más bajo al momento de su retiro. Aumentos realizados en base a decretos y no por contratación colectiva, como debe ser. Sume a esto la inseguridad en los centros de salud, colegas que han sido víctimas de la violencia y agresividad desbordada. Por todo esto Venezuela se ha convertido en un país exportador de médicos, se manejan cifras aproximadas de 17.000 que han migrado en busca de mejores oportunidades. El norte de los médicos venezolanos y de todo el sector salud seguirá siendo el paciente, todos sin excepción debemos rescatar el derecho a la salud y la vida que el Estado Venezolano violenta en forma reiterada y continua debido a la más grave crisis humanitaria de salud de la cual es el único responsable, pero el pueblo venezolano debe sumarse a esta lucha pues es el que más sufre. ¿Qué dirían ante tanta desidia, Vargas, Razetti, Baldó, Gabaldón y muchos otros médicos ilustres que nos precedieron y que nos dejaron un gran legado sobre el valor de la medicina venezolana?

Quizás los profesionales de la medicina, nuestros jóvenes estudiantes o las próximas generaciones de médicos que merecen un futuro mejor y toda la sociedad venezolana compartirán la idea de que la única salida a este laberinto es el cambio de un modelo político y económico que ha fracasado rotundamente y es el gran culpable de la peor crisis que hemos conocido todos los venezolanos.

sábado, 4 de noviembre de 2017

EL MEDICO EN BUSCA DEL SER HUMANO: RUBEM DE ALVES

El Médico en busca del ser humano
Antiguamente la simple presencia del médico irradiaba vida.  Antiguamente los médicos eran también hechiceros. "Maestro, di una sola palabra y mi hija estará curada…". La vida circulaba alrededor de las relaciones de afecto que unía al médico con quienes lo rodeaban. En aquel tiempo los médicos sabían de estas cosas. Hoy ya no lo saben.
Veo aquel médico al lado de niña: ¿no se parece a un caballero solitario que va a luchar contra la muerte solito? En aquel tiempo los médicos sabían cual era su destino. Había mucho sufrimiento, sí. Había mucho miedo, sí. Miedo y sufrimiento son parte de la sustancia de la vida. Pero nunca supe de un médico que se estresara. No son las batallas las que producen el estrés. Las batallas, al contrario, dan cohesión, pureza, integración al cuerpo y al alma. El caballero solitario es un héroe con el cuerpo cubierto de cicatrices pero con el alma entera. Los estresados son aquellos que, sin trabar una batalla, son empujados a todas partes por una legión de demonios.
La imagen del caballero solitario que lucha contra la muere es una imagen romántica. Bella. Conmovedora. ¿Quién no desea ser así? Critican el romanticismo. El poeta Fernando Pessoa comenta: pero ¿no es verdad que el alma es incurablemente romántica? El médico antiguo era un héroe romántico, vestido de blanco. Las jóvenes doncellas y las mujeres casadas suspiraban al verlo pasar. Aun cuando la consulta les permitía el gozo puro del tocar su mano…
El caballero solitario que lucha contra la muerte es un santo. ¿Quién osaría jamás pensar alguna cosa mala contra el médico? Hoy son muy comunes los procesos contra los médicos por irresponsabilidad e impericia. Ser médico se transformó en un riesgo. Porque nadie más cree en su santidad. Tal vez porque han dejado de ser santos… Pero en aquel tiempo la gente juzgaba al médico como un santo, y porque la gente pensaba así, los médicos eran santos.
Me apasioné de la imagen. Quería ser hechicero. Quería ser el caballero solitario que lucha contra la muerte. Quería ser el santo. Y ese ideal no era una abstracción para mi. Tenía un nombre: Albert Schweitzer – uno de los hombres más geniales del siglo XX. Era organista, escritor, teólogo e hizo un trato con Dios: hasta los treinta años, haría esas cosas que le proporcionarían placer cultural. Después, se dedicarían enteramente a los sufrientes. Entró a la escuela de medicina a los 30 y, después de ser médico, pasó el resto de la vida en un lugar perdido de las selvas africanas, donde construyó un hospital de madera y palmas, donde proporcionaba alivio al dolor. Claro nunca se hizo rico. Ni tuvo estrés. Su imagen bella lo hacía feliz. Ganó el premio Novel de la Paz.
Yo no fui médico. Pero siempre viví encantado por aquel cuadro. El encanto se fue rompiendo cuando hice mi doctorado en Estados Unidos. Un día fui a escuchar una conferencia del director del hospital de la ciudad de Princeton, NJ, donde estudiaba. Comenzó su discurso con esta afirmación que astilló el cuadro: "El hospital de Princeton es una empresa que vende servicios". "¡Oh, Dios", pensé.,"aquel médico ya no existe!". Y percibí que ahora los médicos se encontraban al lado de los prestadores de servicios, a los fontaneros, a los electricistas, a los vendedores de seguros y a los agentes funerarios, a los choferes de taxi. Basta solo buscar en los anuncios clasificados. La presencia mágica ya no existe. El médico es un profesional como cualquier otro. Perdió su aura sagrada. Me vino, entonces, una definición del médico compatible con la definición que el director había dado al hospital de Princeton: "un médico es una unidad biopsicológica móvil, que presta conocimientos especializados y que vende servicios".
Esa imagen está muy de acuerdo con las condiciones sociales y económicas del mundo moderno, no tiene nada que ver conmigo. No me conmueve. No deseo ser igual.
El mito de Narciso, pienso, es mucho más profundo. Todos, como Narciso, estamos en busca de nuestra bella imagen. Pero para ver nuestra bella imagen tenemos necesidad de espejos. Espejos son los otros. En el rostro de los otros es donde vemos nuestra propia imagen reflejada. En los tiempos antiguos todas las personas eran espejos para el médico. Todos lo conocían. Todos lo miraban con admiración. Hoy, muerto el médico del cuadro, el medico es ahora buscado no por ser amado y conocido, sino por estar en el catalogo convencional. Sus espejos ya no son los clientes, parientes o la gente. Son ahora sus pares: colegas de empresa, socios del consultorio, congresos. Son peligrosas esas relaciones entre pares. El primer asesinato registrado fue de un hermano que mató al hermano. La relación del médico antiguo con sus espejos era una relación de gratitud y admiración. La relación del médico hoy con sus espejos es una relación de envidia y competencia.
Pienso que los médicos, hoy, son infelices por lo siguiente: se hicieron médicos por desear ser bellos como el caballero solitario, puros como un santo y admirados como el hechicero. Eso era lo que estaba dentro de ellos cuando tomaron la decisión de estudiar medicina. Y eso es lo que sigue viviendo en su alma, como nostalgia…
Así es. La vida les hizo una broma. Y hoy la imagen que ven reflejada en el espejo, es la de una unidad biopsicológica móvil, que porta conocimientos especializados y que vende servicios… Los médicos sufren por la nostalgia (saudade) de una imagen que ya no existe.


RYUNOSUKE AKUTAGAWA: KAPPA

                                                                   
                                                                              KAPPA


                                                           (RYUNOSUKE AKUTAGAWA)





Extrañamente, experimentaba simpatía por Gael, presidente de una compañía de vidrio. Gael era uno de los más grandes capitalistas del país. Probablemente, ningún otro kappa tenía un vientre tan enorme como el suyo. ¡Y cuán feliz se le ve cuando está sentado en un sofá y tiene a su lado a su mujer que se asemeja a una litchi y a sus hijos similares a pepinos! A menudo fui a cenar a la casa de Gael acompañando al juez Pep y al médico Chack; además, con su carta de presentación visité fábricas con las cuales él o sus amigos estaban relacionados de una manera u otra. Una de las que más me interesó fue la fábrica de libros. Me acompañó un joven ingeniero que me mostró máquinas gigantescas que se movían accionadas por energía hidroeléctrica; me impresionó profundamente el enorme progreso que habían realizado los kappas en el campo de la industria mecánica.
Según el ingeniero, la producción anual de esa fábrica ascendía a siete millones de ejemplares. Pero lo que me impresionó no fue la cantidad de libros que imprimían, sino la casi absoluta prescindencia de mano de obra. Para imprimir un libro es suficiente poner papel, tinta y unos polvos grises en una abertura en forma de embudo de la máquina. Una vez que esos materiales se han colocado en ella, en menos de cinco minutos empieza a salir una gran cantidad de libros de todos tamaños, cuartos, octavos, etc. Mirando cómo salían los libros en torrente, le pregunté al ingeniero qué era el polvo gris que se empleaba. Éste, de pie y con aire de importancia frente a las máquinas que relucían con negro brillo, contestó indiferentemente:
-¿Este polvo? Es de sesos de asno. Se secan los sesos y se los convierte en polvo. El precio actual es de dos a tres centavos la tonelada.
Por supuesto, la fabricación de libros no era la única rama industrial donde se habían logrado tales milagros. Lo mismo ocurría en las fábricas de pintura y de música. Contaba Gael que en aquel país se inventaban alrededor de setecientas u ochocientas clases de máquinas por mes, y que cualquier artículo se fabricaba en gran escala, disminuyendo considerablemente la mano de obra. En consecuencia, los obreros despedidos no bajaban de cuarenta o cincuenta mil por mes. Pero lo curioso era que, a pesar de todo ese proceso industrial, los diarios matutinos no anunciaban ninguna clase de huelga. Como me había parecido muy extraño este fenómeno, cuando fui a cenar a la casa de Gael en compañía de Pep y Chack, pregunté sobre este particular.
-Porque se los comen a todos.
Gael contestó impasiblemente, con un cigarro en la boca. Pero yo no había entendido qué quería decir con eso de que “se los comen”. Advirtiendo mi duda, Chack, el de los anteojos, me explicó lo siguiente, terciando en nuestra conversación.
-Matamos a todos los obreros despedidos y comemos su carne. Mire este diario. Este mes despidieron a 64.769 obreros, de manera que de acuerdo con esa cifra ha bajado el precio de la carne.
-¿Y los obreros se dejan matar sin protestar?
-Nada pueden hacer aunque protesten -dijo Pep, que estaba sentado frente a un durazno salvaje-. Tenemos la “Ley de Matanzas de Obreros”.
Por supuesto, me indignó la respuesta. Pero, no sólo Gael, el dueño de casa, sino también Pep y Chack, encaraban el problema como lo más natural del mundo. Efectivamente, Chack sonrió y me habló en forma burlona.
-Después de todo, el Estado le ahorra al obrero la molestia de morir de hambre o de suicidarse. Se les hace oler un poco de gas venenoso, y de esa manera no sufren mucho.
-Pero eso de comerse la carne, francamente…
-No diga tonterías. Si Mag escuchara esto se moriría de risa. Dígame, ¿acaso en su país las mujeres de la clase baja no se convierten en prostitutas? Es puro sentimentalismo eso de indignarse por la costumbre de comer la carne de los obreros.
Gael, que escuchaba la conversación, me ofreció un plato de sándwiches que estaba en una mesa cercana y me dijo tranquilamente:
-¿No se sirve uno? También está hecho de carne de obrero.

miércoles, 1 de noviembre de 2017